El
fotoperiodista trabaja hoy en un nuevo contexto profesional y cultural, que se
define en los siguientes ámbitos:
Tecnología digital: asistimos a un cambio tecnológico
fotográfico. En donde el fotógrafo debe manejar, además de una cámara, toda la
estructura digital; hardware,
software, toma,
salida, internet.
Cultura digital: la cultura digital impone nuevas
prácticas sociales donde interviene la imagen fotográfica, y un nuevo tiempo
informativo dominado por el “tiempo real”. En resumen, estas son algunas de las
prácticas culturales que el fotoperiodista debe afrontar:
- Falsificación
- Apropiacionismo
- Pérdida de los derechos de autor
- Clonación
- Hiperinformación
- Tiempo periodístico: instantaneidad/tiempo real
- Apropiacionismo
- Pérdida de los derechos de autor
- Clonación
- Hiperinformación
- Tiempo periodístico: instantaneidad/tiempo real
Pérdida de la
credibilidad: una
consecuencia de estas prácticas contemporáneas de la cultura digital, es la pérdida de credibilidad
sobre el resultado final y la imposibilidad de probar que algo carece de
manipulación post fotográfica, incluso cuando se publica en un medio con
legitimidad y reconocido prestigio. En general, todo el discurso periodístico
entra también en la encrucijada de la pérdida de legitimidad, a la que se suman
a los casos de falsificación periodística.
Un
claro ejemplo del poder de desinformación al que han llegado los medios
contemporáneos, que utilizan la imagen en directo como la más alta expresión de
la objetividad y la verdad informativas.
Ante
tal grado de expresión desinformativa, la credibilidad de la imagen como fuente
verídica de información queda en entredicho, además de las prácticas de
falsificación ya comunes entre los medios editoriales.
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